Andrés Barajas

Pintor, excelente grabador y gran dibujante, con 11 años se traslada a Madrid, ciudad donde comienza su formación artística, primero copiando obras del Museo del Prado (1955), y posteriormente ingresando en la Escuela de Artes y Oficios (1958). Durante esta etapa entra en contacto con artistas como Alcorlo, Alcaín, Estruga o Marcoida.

Decide salir fuera de España para visitar diferentes países europeos (Francia, Alemania, Suiza…), viajes que repercutirán en su obra posterior gracias al contacto con obras de grandes artistas.

Desde 1975 hasta su muerte se instala en Madrid como profesor de Pintura Mural en la Escuela de Artes y Oficios, desde donde organizó quince exposiciones personales, y numerosas colectivas, obteniendo gran cantidad de premios. Sus obras figuran en destacables colecciones y museos nacionales.

Su trabajo como artista se centraba en el estudio de la vibración del color y la sensación de éste a través de aquellos aspectos de interpretación que el fauvismo puede tener con el expresionismo poetado y onírico que practicaba. Su obra gráfica nos habla de un mundo con marcados acentos procedentes del sueño, cuyo juego visual y gráfico descansa en la gran bondad de grabador que había en Andrés Baraja, gran conocedor de las posibilidades y resortes de las resinas y de la propiedad del aguafuerte en sí, uno de los principales dominadores de este medio dentro de la figurativa española contemporánea.

Muchos de sus trabajos estaban inspirados en el mundo de los toros, pero desde una visión distinta a la que aportaron los demás artistas, introduciendo a la mujer como una versión moderna del mito del rapto de Europa.

(Fuente: Liber Ediciones)