Madrid (España) 1948
César Luengo, madrileño y formado en la Facultad de Bellas Artes (1973), es uno de los mejores artistas figurativos contemporáneos. Su generación agrupa a los creadores que han buscado en la naturaleza y en el entorno cotidiano su fuente de inspiración. Una generación que ha puesto en alza el gusto por el dibujo, la luz, el color, la forma y el detalle, deteniendo la retina en espacios o temas que en muchas ocasiones nos pasan desapercibidos. Además el proceso de elaboración, minucioso y preciso, tiene en los bocetos de Luengo uno de los pilares fundamentales para su fin último: la pintura.
En una mirada global, la obra de César Luengo es un refugio imprescindible para el arte de caballete contemporáneo. Al igual que otros pintores coetáneos agrupados en la llamada segunda generación de realistas madrileños surgida a finales de los setenta tras las aportaciones introducidas sobre todo por Antonio López una década antes, la obra de César Luengo se nutre de cierta herencia pictórica española en cuanto al uso de herramientas tradicionales y observación pausada de la realidad.
La obra pictórica de César Luengo aparece representada en dos planos: Uno de lectura estrictamente visual que describe realidades físicas cautelosamente enunciadas; otro de lectura artística, de lectura sutil, que colorea y oscurece el espacio pintado con su fuerte carácter nostálgico.
La nostalgia que expresa en sus óleos César Luengo, es una nostalgia nacida de un sentir que no descubre su anécdota más profunda, ni desvela las causas que la originan, consiguiendo que los motivos que se asientan en las imágenes parezcan poco importantes, historias / motivos que se vuelven entonces señas secretas emboscadas en las realidades que miramos.
Con este talante, su trabajo sólo muestra texturas. Sus superficies eluden hasta borrarlas las huellas, las arrugas, los surcos que inevitablemente produce el tiempo al ser pintado.
César Luengo se mueve voluntariamente en el terreno soñador de la nostalgia y pide al espectador que con su mirada despierta le ayude a mantener el eje que él establece entre la realidad y su persona, pues sabe que no se puede mantener una comunicación entre el recuerdo y el presente sin el concurso de los dos deseos, solamente así su mundo podrá ser visitado.
(Fuente: todocoleccion.net)