Juan Barjola

Torre de Miguel Sesmero, Badajoz (España) 1919
Madrid (España) 2004

Juan Galea Barjola, se traslada en 1935 a Badajoz, donde ingresa en la Escuela de Artes y Oficios dirigida por Covarsí, aprendiendo allí poco debido a la insatisfacción y el aburrimiento que le produce la enseñanza academicista, que ponía coto a su creatividad y fantasía. Tras la Guerra Civil, donde le tocó vivir duros sucesos que dejarán una huella palpable en la concepción dramática de su pintura, se marcha a Madrid donde vive precariamente mientras asiste a la Escuela de Arte de la calle de La Palma.

Realiza su primera exposición individual en 1957, agradando a la crítica con su estilo, que ya caminaba inexorablemente hacia un expresionismo en el que aún se aprecian rasgos abstractos. A partir de este momento, Barjola se consolida como uno de los pintores de la modernidad en España, y las exposiciones se suceden, cosechando año tras año éxitos mayores y recibiendo una Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1968. A finales de esta década, comenzará su etapa docente como profesor de Colorido y Composición en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, y en 1985 obtiene el Premio Nacional de Artes Plásticas. Este mismo año, la esposa de Barjola, Honesta Fernández Calzón, y el propio artista, deciden hacer una generosa donación al Gobierno del Principado de Asturias. 3 años más tarde, el Gobierno del Principado de Asturias decide inaugurar el Museo Juan Barjola con los fondos que el matrimonio había donado, y que con el tiempo irían incrementándose. Actualmente alberga la mayor colección del artista en España.

El arte de Barjola, uno de los artistas extremeños de mayor reconocimiento, está prestigiado a nivel nacional e internacional, consagrándose su obra como una de las más representativas de la pintura española contemporánea. Su creación es renovadora, rompedora y diversa en su temática y su técnica; esta primera, no obstante, suele tomar un cariz dramático, en el que queda recogido el duelo existencial bien expresado a través de la descomposición de la figura y de su feroz pincelada. Muestra así un universo pictórico que se aleja de la belleza y la idealización y se adentra, como decimos, a través de sus facetas menos agradables.

(Fuente: Museo de Bellas Artes de Badajoz)

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